jueves, 24 de noviembre de 2011

Asesinos

Para un día que podíamos dormir, nos despierta Irene. Estaba muy emocionada y saltó a nuestra cama hasta hacernos levantar. Juan Carlos no tenía servicio y pensamos en pasar el día en la piscina de la casa cuartel. Como una mañana más preparé el desayuno: cola cao con cereales, esos que tanto gustan a mi pequeña.

Mientras yo me arreglaba y pochaba la patata, mi marido quiso ayudarme vistiendo a Irene. Todavía con 5 años no ha aprendido a hacerlo solita. ¡Benditos maridos que no se dan cuenta de que en vez de ayudar, complican más las cosas! Pobre Irene, apareció hecha un cuadro: rayas, cuadros y rombos de mil colores. Al terminar la tortilla y volver a vestir a Irene, cogimos las mochilas y salimos de casa.

Habíamos quedado con Mari y sus niños, que se llevan pocos años con Irene y se lo pasan genial. Además Juan Carlos y Pepe son compañeros y solemos hacer los planes juntos. Como siempre, llegaron una hora más tarde y se metieron al agua nada más dejar las cosas. Hacía una mañana estupenda…y el calor en Madrid siempre es horrible.

Ya secos y cansados, necesitábamos comer algo. Le puse a Irene su vestidito ibicenco que le sienta tan bien… Juan Carlos y Pepe preparaban la mesa cuando de repente un estruendo me separó de mi niña.

Desorientada y casi sin poder ver, lo único que oía era a Irene llamarme: “¡Mamá, mamá! ¡Ayúdame mami!”. Saque fuerza para levantarme y buscar de dónde venían sus gritos.

- ¡Juan Carlos! Socorro, ¿dónde está mi pequeña?-gritaba desconsolada.
- Esta allí…-me dijo Mari mientras cogía en brazos a sus hijos.

Oía muchos ruidos de fondo: sirenas, gritos, llantos…Pero lo único nítido que oía eran los quejidos de Irene. Estaba tapada por una montaña de escombros. Agarré su mano, veía sus ojitos y su rostro ensangrentado…

-Tranquila cariño, ya te voy a sacar. Mamá está aquí…-le dije y con ayuda de otro guardia civil sacamos a Irene y la llevamos hacia la ambulancia.
-No te duermas, Irene. Mírame, abrázame fuerte.
-Tengo miedo, mami.
-Hija, no temas que ya mañana estaremos en casa otra vez, ¿vale?

No podía imaginar el momento en el que Irene dejara de apretar mi mano…Pero, sin más, se soltó. Yo seguí corriendo esperando que le reanimasen y me la devolvieran. Era muy pequeña para irse. Ni siquiera había aprendido a vestirse solita…

-¡Cabrones…!-grité desplomada en el suelo.

Abracé a Juan Carlos, era lo único que me quedaba. Y fueron pasando los años y todavía miles de personas sufren la injusticia que me ha tocado vivir y que se llevó a Irene. He seguido adelante y he aceptado que ella ya no esté con nosotros. Lo que jamás aceptaré es que seamos un país manejado por una banda de asesinos y que tengamos que someternos a sus amenazas para conservar a vida. Me habrán quitado a mi niña, pero nunca me quitarán la libertad.

Mónica y Teresa

jueves, 10 de noviembre de 2011

felicidad

Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.

consumismo

“Soy fan de ti, de tu manera de vestir, Soy fan de verte presumir.
Soy fan de ti, por tu estilo, forma, o modo en que entiendes la vida.
Por tantas razones soy fan, no lo puedo evitar…
Soy fan de ti…..porque sí.”
Un slogan publicitario debe ser corto, ingenioso, creíble, perdurable, único, conciso, tajante, directo y apropiadoaunque no siempre se consigue. Por eso he querido que  este sea el lema de mi ensayo. Las palabras son el reflejo de nuestro pensamiento interior. Son nuestra manera de expresarnos, de comunicarnos los unos a los otros para en cierta manera definir nuestra existencia. Con este párrafo no quiero decir que todo el mundo piense así sino que me pareció un modo interesante, atractivo y dinámico  para empezar el ensayo.
 Ahora bien, podríamos estar escuchando esto durante horas, días, años incluso, pero ¿de qué nos serviría? La verdad es que por más vueltas que le podríamos dar, de más ángulos por los cuales lo podríamos ver, esto responde a la “sociedad del consumo”. Pero, ¿por qué se siguen modas?, ¿tener o ser? ¿por cuál nos inclinarnos?, ¿es más feliz quien más tiene?, ¿cuál es la relación existente entre publicidad y consumo? Después de haberme planteado todas estas preguntas, pienso que uno toma la decisión que toma por una razón específica.
Como dice el gran amigo  Google, el consumismo es la introducción al consumo no necesario a través de una larga publicidad que lleva a la compra de productos no necesarios y rápidamente sustituibles por otros, igualmente innecesarios.
Hoy en día, como por ejemplo los jóvenes, se han convertido en unos grandes consumistas: “me voy a comprar las zapatillas que salen en la tele”. La juventud se ha convertido en el centro de la producción y ventas. Producir, usar y tirar se convierte en la necesidad de descubrir, experimentar y vivir nuevas y continuas experiencias del joven. Nos hemos convertido en una sociedad en la que cuanto más tenemos, más queremos.
 Otro ejemplo serían las fiestas navideñas, más allá de su significado religioso, constituyen la época privilegiada del año para hacer regalos. En estas fechas, las empresas sacan sus productos al mercado y bombardean al consumidor con sus mejores ventajas y cualidades envueltas en el celofán brillante de la publicidad. Es inevitable caer y comprar no sólo los productos alimenticios que se necesitan para las cenas y comidas navideñas sino también los regalos de diferentes caracteres y precios para familiares y amigos.
Los grandes almacenes se llenan y cierran en horas inoportunas y los ciudadanos se dejan llevar por la publicidad y la ansiedad para adquirir más productos de los que se necesitan y es que las Navidades son las fiestas consumistas por excelencia y más de uno se pregunta si alguien todavía se acuerda de verdad del significado de las celebraciones religiosas. Se compra siguiendo unos modelos estándar: persona que vive confortablemente; señor de éxito, triunfador; persona de prestigio social, etc.

los sentimientos


“Te quiero”, “te odio”, “no se vivir sin ti”, “te necesito”,… ¿Realmente que significa todo esto? Si es verdad que decimos lo que sentimos, ¿por qué sentimos tan fuerte? Normalmente cuando nos intentamos expresar, no sabemos exactamente lo que queremos decir. Uno dice estar enamorado de una persona porque siente algo especial, quizás diferente a lo que jamás hayan sentido por otra persona. Pero ¿cómo saben si están realmente enamorados? ¿Y significa que siempre debemos sentir lo mismo cuando estamos enamorados?

 Hay veces que uno se da cuenta de que realmente ya no quiere a una persona, ¿Por qué nos sucede esto? ¿Tiene que ver con nuestro estado de ánimo? Todas estas cuestiones llevan a plantearme un interrogante: ¿Será necesario sufrir para amar?

Se asume que el amor y el sufrimiento aunque son dos conceptos diferentes van de la mano, hasta tal punto que podría afirmarse que el camino hacia el amor verdadero debe estar necesariamente empedrado por obstáculos. Durante nuestra vida no podemos culpar a nadie por nuestros propios fallos ni nuestros sufrimientos. Los sufrimientos nos enseñan a crecer como seres humanos, sin ellos todo seria monótono ya que no existirían las diferencias. Seríamos incapaces de sentir felicidad. La vida no se mide por los momentos que dejaste de respirar, sino que por aquellos momentos que te robaron el aliento. Sin sufrimiento esto sería imposible, por lo tanto no nos deberíamos de quejar. En la vida hay que afrontar las situaciones. Es mucho más fácil protestar, enfadarse, o culpar al que no está delante, pero al final solo tú escribes tu propia historia, y tu propio manejo del equilibrio entre el sufrimiento y la felicidad es lo que te da la vida.

¿Cuándo sabemos nosotros de verdad si alguien nos quiere? Tristemente hoy en día resulta muy fácil demostrarle a una persona que le quieres, o quizás es muy difícil. Querer a una persona significaba darlo todo por el o ella, pero si ahora tenemos que labrar nuestro propio futuro, si tenemos que luchar por nosotros mismos, ¿Cómo vamos a dejarlo todo por una persona? Antes parece que existía una filosofía que decía que solo había una persona para cada uno en todo el mundo; ahora parece que siempre se dice, “no te preocupes, habrá mas”, o como se dice en ingles: “there are more fish in the sea.” ¿Quién nos ha enseñado a pensar así? ¿Nos ha servido esto para más o para menos? ¿Mejor o peor? ¿Nos ha hecho mas fuertes como raza humana o simplemente nos ha retrocedido como especie común? Parece que  ya no hay ni compañerismo ni en el amor siquiera. Y al final de nuestras vidas, cuando miramos atrás,¿realmente nos arrepentiremos de los amantes que dejamos atrás para obtener mejor vida, o será mejor no pensarlo porque lo hecho, hecho esta?

En mi opinión, el amor con los años cambia, evoluciona, de manera mejor o quizás peor. Y como dice Gustavo Adolfo Bécquer: El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo.

¿eres feliz?

Supongo que a todos los jóvenes nos gusta sentirnos bien y felices, pero hay que entender que ser feliz es mucho más que estar preocupado por estar bien y “por no complicarse la vida”. Las emociones nos ayudan a entender cómo somos y qué es lo que realmente nos importa, qué cosas nos afectan y cómo reaccionamos ante distintas situaciones. Por eso me pareció interesante escribir sobre este tema, ya que los jóvenes en general, en los resultados de la última encuesta Nacional de Juventud, se autocalifican como cómo felices, el 82,6%  se considera muy o bastante feliz.

        Pero ¿qué entienden ellos por está felicidad?. Muchas veces la gente nos pregunta si somos felices, pero ¿realmente lo pensamos cuando contestamos? ¿Suelen hablar los jóvenes entre ellos sobre este tema?  ¿Quién se detiene un día para pensar si es feliz realmente o no?.Cuando se nos hace esta pregunta, nosotros contestamos de forma inmediata. Respondemos inconscientemente, sin pensarlo realmente.¿Por qué contestamos sin plantearnos realmente si somos felices o no? Cuando se nos pregunta “¿Tienes hambre?”, esto no requiere una contestación elaborada, simplemente sentimos hambre o no. Pero la felicidad no implica un simple o no, sino que invoca el planteamiento sobre nuestra propia vida, que muchas veces nos asusta y preferimos ignorarlo.

        La  felicidad es algo que todo el mundo busca. Muchas personas se pasan sus vidas enteras buscándola sin encontrarla y otras afirman haberla encontrado. La felicidad no tiene clase ni condición, no viene con un manual ni es común para todas las personas. No hay una felicidad común, porque todos somos diferentes, entonces no podemos afirmar que lo que a nosotros nos puede alegrar el día, a otros les puede cambiar la vida.
Pienso que el ser humano del siglo 21 se ha convertido en una generación de ambición e insatisfacción, siempre aspirando a más.

Pero, ¿cuándo sentimos realmente que somos felices?,¿por qué nos cuesta tanto admitirlo? Muchas veces parece que nos sentimos culpables por serlo, como  si no nos lo mereciésemos, como si nos fuesen a mirar mal por estar contentos. Esto no se debe de confundir con asumir que somos felices. La felicidad no se mide en base a los demás; la felicidad es independiente al resto de las personas, solo tú sabes si realmente eres feliz o no. ¿Pero realmente podemos ser felices sin los demás? ¿Para qué sirve la felicidad si no se puede compartir? Una persona no necesita de los demás para saber si es feliz, pero sí necesita a los demás para ser feliz.

¿Entonces podemos alcanzar la felicidad completa? ¿Se puede conseguir?. Desde mi punto de vista, una persona puede volverse loca intentado alcanzar una felicidad que piensa no tener. La vida es un paseo y en vez de pasarse todo el recorrido mirando al horizonte, uno debe de parar a disfrutar las cosas que hay por el camino. Si miramos siempre al frente, ¿cómo vamos a darnos cuenta de aquellos instantes cuando sí somos felices?. La próxima vez que se nos pregunte si somos felices, nunca más debemos de contestar acompañando con un “pero”: una persona es feliz abiertamente y sin remordimientos.

mis experiencias

 Resulta difícil ponerte a escribir tu propia autobiografía y como no sabía como empezar, decidí  poner una serie de preguntas que me vinieron  a la cabeza:¿Para que sirven las palabras? ¿Qué función tienen en nuestras vidas? ¿Cómo nos cambiaria el día a día sin ellas? Por eso pienso que  las palabras son el reflejo de nuestro pensamiento interior. Son nuestra  manera de expresarnos, de comunicarnos los unos a los otros, y eso es lo que voy a hacer, reflejar mis experiencias por escrito.


En plenas fiestas del Pilar, Zaragoza infunde una fuerza intensa y dulce, inmensa y recogida, paseable y amena, y es así cuando un 11 de octubre nació una pequeña niña llamada Mónica de ojos azules y una carita rodeada de pecas. Hija de Juan y Mayte, ambos de sangre catalana. Muchas veces me preguntan  si me consideró catalana o aragonesa, y lo primero que se me viene a la cabeza es decir: de las dos partes.

Cuando cumplí los 3 años entre en una  guardería llamada  Montessori, de la cual guardo un buen recuerdo…Todavía me acuerdo cuando se celebraba la Navidad, cada curso organizaba un villancico y una función. Aunque lo mejor de todo eran las sorpresas que cada navidades nos preparaban los padres: ¡habían preparado una función!.Es mas parece ayer cuando sucedió todo esto pero aun tengo grabado en mi cabeza cuando mi madre se tuvo que vestir de  Jesús, que bien lo hacia.

Una vez terminada la etapa de la guardería, me traslade al colegio Sansueña, donde ahí curse tres grandes etapas: primaria, eso y bachillerato. Fueron años divertidos,  años en los que conocí a unas grandes amigas de las cuales seguimos manteniendo una gran amistad,  años en los que aprendí muchas cosas pero también algo duros. Finalizando Bachiller y superada la prueba de selectividad tocaba pensar que  llegaba otra etapa en mi vida, la Universidad. Y así fue, una vez superada la prueba de acceso toco despedirme de mi familia y de mi hermano…. al que todavía no había nombrado, ¡que despistada!, se llama Alejandro y que decir del el, pues que es el mejor  hermano del mundo, solo nos llevamos tres años pero ahora parece que sea el él mayor.


Toco despedirme de mi familia porque como he dicho antes empezaba una nueva etapa en otro lugar que no conocía, Pamplona. Al principio no me planteaba irme fuera a estudiar, no estaba dentro de mis planes pero después de varias charlas con mis padres decidimos que la mejor opción era ir ahí a estudiar.
 Llego el día que decidí aceptar la idea de que me iba, porque sabía que lo que estaban haciendo era por mi bien, que me estaban dando una oportunidad increíble  de la que hoy por hoy estoy agradecida .El irme fuera de casa durante tanto tiempo me ha servido para espabilarme y aprender a ser más independiente y no depender tanto de mis padres.
Ellos han sido los que me han enseñado s ser mejor persona cada día, a valorar mas lo que tengo, a disfrutar mas de la vida y los que han logrado una sonrisa en los momentos mas difíciles.





Se acaba una etapa y empieza otra. Actualmente estoy cursando tercer curso de  la doble licenciatura de Pedagogía y Magisterio Infantil. Decidí hacer esta carrera ya que desde pequeña siempre me ha gustado  quedarme cuidando  a mis primos pequeños o  mostraba interés por los hermanos/as pequeños de mis amigas, fue así cuando empecé a plantearme esta carrera. Aunque puede ser que mi madre haya tenido algo que ver. Ella es profesora, y siempre me ha contado historias sobre sus clases, sus alumnos, sus experiencias,  veía que ella disfrutaba y eso igual me animo mas.

Ser Docente, es algo complejo, exige vocación de servicio. Y estos años son clave para formarme y seguir creciendo. Reconozco que no soy perfecta y que tengo muchas cosas por mejorar y por ello asumo los retos. Las relaciones que tenemos son esenciales para nuestro crecimiento, el aprender de nuestros amigos, de los que están a nuestro alrededor… sin ellos solo conoceríamos nuestro propio punto de vista y seriamos incapaces de ver otros, otras opiniones… Sin ellas no abriríamos nuestras fronteras y nos quedaríamos en el mismo sitio. Por eso es esencial que conozcamos las opiniones de los demás porque junto con ellas podremos aprender mas cosas y quizás, o muy probablemente, cambiemos nuestro propio punto de vista.